Psalms 14

El verdadero hombre de Dios

Salmo de David.

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1. Tabernáculo: El santuario del Templo. Tu santo monte: El monte Sión de Jerusalén. Se refleja aquí, como en el Salmo 23, el gozo que David experimentara con motivo del traslado del Arca de la Alianza desde la casa de Obededom al monte santo de Jerusalén (II Reyes 6, 12 ss.). “Guárdese este Salmo, dice San Hilario, en el seno; escríbase en el corazón, imprímase en la memoria, y de día y de noche cave el pensamiento en este tesoro de riquezas condensadas, para que poseída esa opulencia en los días de nuestra peregrinación terrenal y mientras vivimos en el seno de la Iglesia, lleguemos al descanso de la gloria del Cuerpo de Cristo.” Cf. la síntesis de Santiago 1, 27.
Yahvé, ¿quién podrá morar en tu Tabernáculo?
¿Quién habitará en tu santo monte?
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2. La rectitud del corazón; ¡he ahí todo! Es lo único que el Señor nos pide, pues todo lo demás lo da Él (Mateo 5, 8; Juan 1, 47; Santiago 4, 8; Salmo 10, 8 y nota.
El que procede sin tacha
y obra justicia
y piensa verdad en su corazón,
3cuya lengua no calumnia,
que no hace mal a su semejante,
ni infiere injuria a su prójimo;
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4. No estimar al inicuo, aunque sea poderoso, es una gran señal de rectitud y de ese difícil desprecio del mundo que Jesús nos enseña tantísimas veces de un modo especial, cuando nos dice “lo altamente estimado entre los hombres es despreciable a los ojos de Dios” (Lucas 16, 15). Véase en el Salmo 100 el criterio que David, como rey, observaba a este respecto.
que tiene por despreciable al réprobo,
y honra en cambio
a los temerosos de Yahvé;
que no vuelve atrás,
aunque haya jurado en perjuicio propio;
5. Según la Ley de Moisés estaba prohibido tomar intereses del capital prestado (Éxodo 22, 24; Levítico 25, 36 s.; cf. Nehemías 5, 11).
que no presta su dinero a usura,
ni recibe sobornos contra el inocente.
5El que así vive
no será conmovido jamás.
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